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Cartola (cantante y compositor)

Fecha de nacimiento.:
11/10/1908

Fecha de la muerte.:
30/11/1980

Ocupación:

Cantante, Compositor

Cartola (cantante y compositor)

Artículo disponible en: PT-BR ENG

Pasado actualización: 28/03/2023

Por: Júlia Morim - Consultor Fundação Joaquim Nabuco / Unesco - Científico Social, Magíster en Antropología

Cartola, nacido Angenor de Oliveira, fue un cantante y compositor carioca responsable de grandes éxitos de la samba. Su vida no siempre fue fácil. Tercer hijo de Sebastião Joaquim de Oliveira y de Aída Gomes de Oliveira, vivió una vida cómoda hasta los once años — entre los barrios de Catete, donde nació el 11 de octubre de 1908, y de Laranjeiras —, cuando se trasladó con su familia a Buraco Quente, en el Morro da Mangueira, que comenzaba a ser ocupado. Este cambio marcaría para siempre su historia y la de música popular brasileña.

El traslado al morro fue por motivos económicos. La dificultad financiera de la familia lo obligó a trabajar. El padre le exigía todo el salario al final del mes y la fricción entre los dos era constante. Cartola cambiaba mucho de trabajo. En los períodos de desempleo, frecuentaba las “bocas” de Mangueira, que eran casas donde dioses afrobrasileños eran adorados y donde se bailaba y se jongava (SILVA; OLIVEIRA FILHO, 1983, p. 32).

Con la muerte de su madre, a los diecisiete años, Cartola fue expulsado de la casa por su padre y pasó a vivir vagando por la Mangueira. Suelto en el mundo, mal cuidado, a los dieciocho años fue “adoptado” por Deolinda, siete años mayor que él, quien se convertiría en su esposa durante dos décadas. Muy joven, “se casó” y “ganó” una familia, ya que Deolinda ya tenía una hija, Ruth.

En esa época, Cartola era albañil, uno de los mejores del morro. Incluso el apodo, Cartola, fue dado por los amigos de la construcción civil, a los quince años, pues, como era muy vanidoso, usaba un sombrero, al que llamaba de cartola, para no ensuciar la ropa de cemento.

A pesar de ser bueno en su profesión, Cartola prefería tocar la guitarra, hacer samba y “tomar una”. Junto con otros amigos, fundaron el Bloque de los Arengueiros, que desfilaba en las inmediaciones del Morro da Mangueira y arreglaba confusión en los barrios vecinos. Sin embargo, además de que les gustaba pelear, eran excelentes en samba. Así, el 28 de abril de 1928, en reunión en la casa de Euclides, fundaron la Escuela de Samba Estación Primera de Mangueira. El nombre y los colores fueron elegidos por Cartola. Estación Primera de Mangueira porque era la primera estación de tren, a partir de la Central de Brasil, donde había samba. Los colores, los mismos del Rancho que frecuentaba cuando era niño: verde y rosa.

Cabe mencionar que su amor por el Carnaval viene desde la infancia, cuando acompañaba a los padres y al abuelo en el Rancho dos Arrepiados — especie de agremiación carnavalesca —, cuyos colores eran verde y rosa. La música también fue parte de su creación, ya que su padre, además de carpintero, tocaba el ukelele y la guitarra en las fiestas y desfiles del Rancho. Cartola aprendió a tocar el ukelele cuando era niño, agarrando escondido el instrumento de su padre.

A los diecinueve años, era director de armonía de la escuela de samba, que desfilaría por primera vez en 1929. Las agremiaciones carnavalescas existentes en el morro comenzaron a unirse a la Estación Primera, con el fin de mostrar a la ciudad la samba da Mangueira, creando un nuevo tipo de agremiación, cuyo género musical era la samba. A finales de la década de 1920, la palabra samba fue resignificada, pasando a ser usada por descendientes de esclavos, congregados en las escuelas de samba. Samba para ellos era ritmo, era coreografía, era género, mucho se parece a los puntos de invocación de orixás afrobrasileños. Tanto es así que muchos de los primeros sambistas también fueron padres o madres de santo. (SILVA; OLIVEIRA FILHO, 1983, p. 45).

En la década de 1930, Cartola ya era referencia en los escritos sobre música brasileña. En 1933, por primera vez, una composición suya, qué desafortunada suerte, fue grabada por Francisco Alves. Sin embargo, la fama no le daba retorno financiero y necesitaba trabajar, ya que la familia crecía con agregados e hijos adoptivos. Lo que ganaba con la samba solo daba para mantener su vanidad, pues le gustaba andar arreglado. Trabajó como albañil, pescadero, vendedor de quesos. Su esposa, Deolinda, finalmente trabajaba como cocinera.

Cartola producía cada vez más, solo o con su socio Carlos Cachaça, orador de la Estación Primera de Mangueira. Para perfeccionar sus letras, pasó a leer poemas de Castro Alves, Gonçalves Dias, Olavo Bilac. A mediados de la década de 1930, las escuelas de samba pasaron a integrar el carnaval oficial de Río de Janeiro. Para entonces, Cartola ya tenía otras composiciones grabadas y era reconocido como compositor. En 1937, ganó un concurso de la alcaldía, cuyo premio, una medalla de oro, tuvo que ser comprometido para el sustento de la familia.

Este período de la vida de Cartola fue contradictorio:

La década de 1930 fue, como hemos visto, el ‘Tiempo de Cartola’. La juventud despreocupada del compositor/cantante que nunca corrió detrás de la fama, siendo, sin embargo, buscado por ella. Tanto compuso, pero solo el morro le oía la voz. Que conoció el gusto de ser aclamado, quedando, sin embargo, con los bolsillos vacíos. Que ganó una medalla de oro de manos de la clase dominante y la convirtió en frijoles y aguardiente. Que era amigo de Villa-Lobos, pero vivía en una choza de madera. Un hombre respetado y desconectado. Pobre. Dueño solo de un enorme talento. (SILVA; OLIVEIRA FILHO, 1983, p. 66).

En los años siguientes, década de 1940, Cartola fue propagando su samba. Participó, junto con Paulo da Portela, de un programa en Radio Cruzeiro, llamado A Voz do Morro. Desfiló en carroza, después de haber sido elegido ciudadano-samba. Formó, con Paulo da Portela y Heitor dos Prazeres, el conjunto Carioca, divulgando la samba carioca en São Paulo.

A los treinta y ocho años, fue afectado por una meningitis que lo debilitó por cerca de un año. Se recuperó con medicamentos y con los cuidados de Deolinda. Desafortunadamente, después de su mejora, Deolinda falleció debido a problemas cardíacos. Uno de sus grandes éxitos, cantados también por otros artistas, sí, fue escrito después de la muerte de la compañera.

Sim,
Deve haver o perdão
Para mim
Senão nem sei qual será
O meu fim
Para ter uma companheira
Até promessas fiz
Consegui um grande amor
Mas eu não fui feliz
E com raiva para os céus
Os braços levantei
Blasfemei
Hoje todos são contra mim
Todos erram neste mundo
Não há exceção
Quando voltam a realidade
Conseguem perdão
Porque é que eu Senhor
Que errei pela vez primeira
Passo tantos dissabores
E luto contra a humanidade inteira


Como los desfiles de las escuelas de sambas se estaban volviendo cada vez más comerciales, en 1948, Cartola desfiló tirando de una samba de su autoría, en la Estación Primera de Mangueira, por última vez. Por un tiempo, dejó de tocar y componer y se fue a vivir con su nueva mujer, Donaria, en la favela da Manilha, en Nilópolis. Para sobrevivir, trabajó como fontanero todero. El curso de la vida lo había dejado maltratado, sin dientes y delgado. Su nariz comenzaba a mostrar signos de la enfermedad que lo hizo someterse a una cirugía plástica años después.

En 1952 conoció a Zica, de quien se enamoró y con quien pasó el resto de su vida. Ella lo impulsó a volver al medio musical y a conseguir un trabajo. Cuando trabajaba como lavador de autos en Ipanema, fue redescubierto por Sérgio Porto, quien lo trajo de vuelta al mundo de la música. Pero la samba no estaba de moda. Los amigos fueron consiguiendo empleos para él, que trabajó como conserje y también en diversos ministerios.

El traslado a la Rua dos Andradas, 81, Centro, en el segundo piso, encima de la Asociación de las escuelas de Samba, fue notable para la vida de Cartola y Zica. Allí, Zica vendía comida y él era el conserje. Los viernes, la casa estaba llena de amigos para beber y tocar samba. El despliegue de estos encuentros fue la inauguración del Zicartola (1963-1965), un restaurante que se convirtió en una casa de samba frecuentada por importantes personajes de la música carioca.

Después de pasar por los barrios de Santo Cristo y Bento Ribeiro, con ayuda y articulación de amigos, Cartola y Zica consiguieron un terreno en la Rua Visconde de Niterói, en Mangueira, donde el propio Cartola construyó su casa. El terreno fue donado por el Gobierno del Estado de Río de Janeiro a Cartola por su contribución a la música y la cultura brasileñas.

A pesar de ser reconocido como un mito vivo de la música brasileña, sus composiciones fueron grabadas por intérpretes famosos, solo en 1974, con más de sesenta años, Cartola grabó su primer LP individual, con el que recibió varios premios y pasó a hacer conciertos en todo el país. El segundo disco llegó en 1976 y con ello el gran éxito de la canción As rosas não falam:

Bate outra vez
Com esperanças o meu coração
Pois já vai terminando o verão enfim

 

Volto ao jardim

Com a certeza que devo chorar

Pois bem sei que não queres voltar para mim

Queixo-me às rosas, mas que bobagem
As rosas não falam
Simplesmente as rosas exalam
O perfume que roubam de ti, ai...

Devias vir
Para ver os meus olhos tristonhos
E, quem sabe, sonhar os meus sonhos
por fim


 Después de casi treinta años sin participar en los desfiles de la escuela de samba que fundó, el ahora poeta de las rosas desfiló en la Comisión de frente de Mangueira en 1977. Ese mismo año grabó su tercer disco. El reconocimiento había llegado. Fue un éxito de crítica. Pero la Mangueira ya no era la misma. Necesitaba más tranquilidad para componer.

El año en que cumplió setenta años, compró una casa con el dinero ganado con la música y se mudó a Jacarepaguá - aunque años antes había dicho que nunca saldría del morro. Se trasladó físicamente, su espíritu continuó en la Mangueira. Ese mismo año tuvo su primer concierto individual: Acontece. Su septuagésimo cumpleaños se celebró con serenata, misas y homenajes.

El cuarto y último LP llegó en 1979, cuando su prosperidad económica aumentó y su salud empeoró. A diferencia del tiempo de juventud, Cartola siempre estaba preocupado por el futuro de Zica y los suyos. Un cáncer descubierto dos años antes, ya operado, pero no tratado, reincidió. Necesitaba una nueva operación. Hizo el tratamiento indicado por los médicos, pero sufrió los efectos secundarios. Incluso enfermo, grabó por última vez con Alcione, en 1980. Cartola murió el 30 de noviembre de 1980, a la edad de setenta y dos años.

Su poesía y su samba no terminaron con su muerte. Sus composiciones continuaron y continúan siendo cantadas y regrabadas. En 2001, fue creado, en Mangueira, el Centro Cultural Cartola, que preserva su memoria y su legado y que lo tiene como un ejemplo a seguir debido “su historia de lucha, de superación de dificultades y de inserción activa del individuo en la sociedad a través de la producción cultural”. (CENTRO CULTURAL CARTOLA).

Durante su vida, Cartola salió pocas veces de la Mangueira, siempre regresando. El poeta de las rosas era parte de la Mangueira y la Mangueira era parte de él. Cartola hizo su historia en la samba y, al mismo tiempo, hizo la historia de la samba. Su vida fue contada en el documental Cartola – Música para os olhos, de 2007, dirigida por Lírio Ferreira y Hilton Lacerda.
 

 

 

Recife, 26 de marzo de 2014.

 

fuentes consulted

CARTOLA. In: Enciclopédia Itaú Cultural. Disponível em: <http://enciclopedia.itaucultural.org.br/pessoa11957/cartola>. Acesso em: 26 mar. 2014. 

CENTRO CULTURAL CARTOLA. Apresentação. Disponível em: <http://www.cartola.org.br/>. Acesso em: 26 mar. 2014. 

SILVA, Marília T. Barboza da; OLIVEIRA FILHO, Arthur L. de. Cartola: os tempos idos. Rio de Janeiro: FUNARTE/INM/DMP, 1983.

cómo citar este texto

MORIM, Júlia. Cartola (cantante y compositor). In: Investigación Escolar. Recife: Fundación Joaquim Nabuco, 2014. Disponible en:https://pesquisaescolar.fundaj.gov.br/es/artigo/cartola-cantante-y-compositor/. Acceso el: día mes año. (Ej.: 6 ago. 2020.)