Revuelta de la Vacuna:Insurrección en Rio de Janeiro (1904)
Pasado actualización: 21/06/2023
La campaña de vacunación masiva contra la viruela de 1904, habría sido el pretexto perfecto para desencadenar la insurrección que se hizo conocida como la “Revuelta de la Vacuna”.
El presidente Rodrigues Alves, a partir de 1902, el año de su toma de posesión, inició un extenso programa de obras públicas destinadas al acceso y servicios básicos de saneamiento y a la rehabilitación urbana de la ciudad de Rio de Janeiro, en aquel entonces capital de Brasil, tal y como había prometido en su primer mensaje a la nación. Este programa fue financiado con recursos externos, arrancando la recuperación económica del país.
Para ello obtuvo poderes casi dictatoriales para el ingeniero Pereira Passos, nombrado alcalde, y para el doctor Oswaldo Cruz, designado director del Serviço de Saúde Pública (Servicio de Salud Pública). (CARVALHO, 1987, p.93).
En 1903, fue contratada una compañía inglesa para ejecutar las obras del puerto, poniéndose en marcha el proyecto en marzo de 1904. El propio Gobierno Federal se encargó de los trabajos complementarios en la Avenida Central, Avenida do Cais (Rodrigues Alves) y del Canal do Mangue, bajo la dirección de una empresa constructora cuyo ingeniero jefe era Paulo de Frontin.
En diciembre de 1903 comenzaron las expropiaciones para la construcción de la Avenida Central, siendo que en febrero de 1904 empezaron las demoliciones simultáneamente al inicio de las obras del Canal do Mangue, mientras que de forma paralela, el Ayuntamiento se encargaba de ensanchar algunas calles del centro.
Varias medidas adoptadas por Pereira Passos interfirieron en la vida diaria de los cariocas, principalmente de vendedores ambulantes y personas sin hogar, ya que estas iban desde prohibir escupir en el suelo y en los vehículos hasta recoger perros y vacas de las calles o llevar las personas en situación de calle a los asilos. Interviniendo incluso en hechos cotidianos, como privar a los niños de volar cometas para que estas no se enredasen en los cables eléctricos.
Ya sea que la intención fuera prohibir vendedores ambulantes y artesanos, métodos arcaicos de distribución y transporte o simplemente recaudar fondos, lo cierto es que Pereira Passos ejerció una severa autoridad contra estos segmentos más vulnerables de la población, para quienes el pago de licencias o multas representaban, a menudo, una carga insostenible. (BENCHIMOL, 2006, p. 264).
Por otro lado, las actividades de Oswaldo Cruz relacionadas con el área de salud también causaron mucho revuelo en la ciudad. Primero, combatió la fiebre amarilla con métodos ya usados en Cuba a través de dos acciones: la extinción de los mosquitos y el aislamiento de enfermos en hospitales. Después le tocó el turno a la peste bubónica, a la que también enfrentó mediante dos medidas: el exterminio de pulgas y ratas junto a la limpieza y desinfección de casas y calles. Estos métodos trastornaron la vida de miles de personas, las cuales se vieron obligadas a recibir en sus residencias a los profesionales sanitarios públicos, además de salir de sus casas para realizar la desinfección e incluso, en bastantes ocasiones, abandonar sus viviendas cuando estas se encontraban destinadas para ser demolidas.
En ese polémico escenario, comenzó la disputa por combatir la tercera epidemia objeto central de Oswaldo Cruz: la viruela.
La vacuna de Jenner se introdujo en Brasil en 1801. En 1837, un decreto municipal la hizo obligatoria en Rio de Janeiro para niños de hasta tres meses, bajo pena de multa a cargo de los responsables. En 1884, el decreto extendió la obligación a todas las personas del Imperio. En diciembre de 1889, un mes después de la Proclamación de la República, el gobierno provisional restableció la obligación para los niños hasta los seis meses. A partir de entonces, una serie de decretos amplió los requisitos de vacunación para los estudiantes de las escuelas públicas, civiles y militares, empleados de correos, para presos y menores llevados a asilos públicos. Pero, al igual que la propia vacuna algunas veces no funcionaba, estas leyes tampoco lo hicieron, especialmente las que extendían la obligación a todos los ciudadanos. (CARVALHO, 1987, p.95-96).
Como las leyes anteriores no fueron obedecidas, el Gobierno decidió redactar una nueva ley que restauraría la obligación de vacunación. El proyecto de ley entró en el Senado el 29 de junio de 1904 y fue aprobado el día 20 del mes siguiente, entrando en vigor el 31 de julio. En el Senado, su mayor opositor fue el teniente coronel Lauro Sodré y, en la Cámara, se destacó el mayor Barbosa Lima, dos militares positivistas y florianistas. Otro diputado positivista involucrado en la campaña fue Alfredo Varela, protegido de Júlio de Castilhos.
La verdadera motivación de la Revuelta pasa por disputas políticas previas entre el Partido Republicano Federal (PRF) y el Partido Conservador (PC). Lauro Sodré líder del PRF, junto con el apoyo del PC dirigido por Pinheiro Machado, fue la figura clave en la incitación del movimiento tanto en el ámbito militar como social. La oposición instó a la población a ver como una amenaza la vacunación obligatoria, causada tanto por el acceso de extraños a sus viviendas para la desinfección y limpieza de las estancias, como por el aspecto moral vinculado al hecho de que los agentes tocasen a las esposas e hijas de las familias.
Desde que el proyecto de ley fue presentado al Congreso por el senador alagoano Manuel José Duarte, se inició una serie de acalorados debates que traspasaron los límites del Poder Legislativo. Hubo una pequeña oposición parlamentaria que se resistió a la implementación del decreto, además de la prensa y la población de la capital federal, que en esa época era Rio de Janeiro.
El periódico ¨O Commercio do Brazil¨, financiado por monárquicos de Rio de Janeiro y São Paulo, comenzó a atacar violentamente al gobierno publicando noticias en contra de la vacunación obligatoria.
La oposición estaba constituida básicamente por dos grupos: El primero lo formaban los florianistas (militares), jacobinos (civiles) y los republicanos rojos o radicales. El segundo lo constituían los monárquicos depuestos por el nuevo régimen.
El primer grupo estuvo compuesto, en un principio, por el núcleo de fuerzas que ascendió durante la fase inicial del régimen republicano en Brasil, es decir, los gobiernos militares de Deodoro da Fonseca y, sobre todo, el de Floriano Peixoto. Formados en escuelas de cadetes, este grupo de jóvenes oficiales tenían ideales basados en las nuevas teorías científicas, cuyo objetivo era una reorganización general de la sociedad inspirada en la doctrina positivista de August Comte, como una civilización industrial administrada por gerentes de empresas subordinadas a una legislación que garantizaba protección y asistencia a los trabajadores, siendo gobernados por una dictadura militar.
El Gobierno argumentó que la vacunación era fundamental para la salud pública y, de hecho, hubo varios brotes endémicos de la enfermedad en el país, especialmente en la ciudad de Rio de Janeiro. Para consolidar sus argumentos, exhibió varios ejemplos realizados con éxito alrededor del mundo: las campañas de vacunación de Alemania en 1875, Italia en 1888 y de Francia en 1902.
Por ello, al calificarla de “ley humana”, el gobierno asume la responsabilidad de implementar la medida con carácter obligatorio en el país, pretendiendo así conciliar “los altos e importantes intereses de la salud pública, que es la salud de la población, con las garantías jurídicas y constitucionales de libertad a todos los que habitan nuestra patria”, en palabras del Ministro de Justicia e Interior, José Joaquim Seabra. (SEVCENKO, 2018, p. 18).
La oposición aduciá que no era contra la vacuna en sí, sino contra las condiciones de su aplicación y obligatoriedad, es decir, el carácter vinculante de la ley. Los adversarios manifestaron su preocupación al Gobierno señalando, de forma colérica, que en Brasil eran poco fiables tanto los métodos de ejecución como los profesionales involucrados en tal proceso, sugiriendo que si el órgano ejecutivo creía fielmente en la calidad de la vacuna, entonces, que todos tuvieran la libertad de decidir sobre su aplicación y condiciones para recibirla.
Además del ¨O Commercio do Brazil¨, el abordaje contra la vacunación obligatoria en la prensa también se llevó a cabo a través del ¨Correio da Manhã¨.
Hubo una reacción furiosa contra el proyecto de regulación de la vacunación, incluso por parte del periódico ¨O Paiz¨ (a favor del gobierno), el cual consideró los métodos como violentos, extravagantes y un verdadero atentado contra el sentido común y la propia Constitución.
La rigurosidad de Oswaldo Cruz en el reglamento causó tanta indignación que incluso quienes apoyaban la vacunación obligatoria se opusieron al texto. Sin embargo, la revuelta ya estaba en las calles antes de que se filtrara a la prensa el contenido del proyecto. Según Carvalho (1987, p. 100), Lauro Sodré se pronunció contra la ley “inicua, arbitraria y deprimente”, contra la cual se debería combatir “a balazos”.
Las justificaciones de las voces agitadas de la oposición también giraron en torno a la violación de la libertad y moral de la sociedad.
El doctor Soares Rodrigues, con gran prestigio en la capital, protestó contra los métodos violentos previstos en una ley que “quita a los niños de sus madres y de estas a sus hijos, para meterlos en horribles hospitales, invadiendo la propiedad privada y realizando interdicciones, desinfecciones, etc.”. (SEVCENKO, 2018, pág. 19).
Otros discursos protestaron contra el carácter despótico de la ley, como el del senador por el Distrito Federal Lauro Sodré, también ex militar, positivista y masón, quien calificó la ley de arbitraria, inicua y monstruosa.
Entre otros, Rui Barbosa, representante de la élite más distinguida del país, temía someterse a la vacuna y contraer el virus de la viruela:
“No tiene nombre, dentro de la categoría del delito de abuso de autoridad, la temeridad, la violencia y tiranía en la cual se aventura, exponiéndose voluntariamente y obstinadamente a envenenarme, introduciendo en mi sangre un virus bajo cuya influencia existen los temores más fundados de que sea el causante de la enfermedad o de la muerte”. (SEVCENKO, 2018, pág. 21).
Si alguien tan culto e instruido como Rui Barbosa, un político respetado por sus colegas, se sintió inseguro ante todo el proceso de aplicación de la vacuna contra la viruela, no es de extrañar que la población en general temiera la acción del gobierno.
Los monárquicos venían organizándose en partidos políticos y a través de periódicos, con el objetivo de efectuar el Golpe Militar previsto, en un principio, para el 17 de octubre de 1904. No obstante, la conspiración habría sido denunciada y los sublevados pospusieron sus planes.
El 9 de noviembre de 1904 se publicó el plan regulador de la vacuna obligatoria para combatir la viruela, elaborado por el doctor Oswaldo Cruz de treinta años de edad y responsable por toda la campaña de saneamiento en la capital. El reglamento, que ya no sería objeto de discusión, debería destinarse a toda la población. Allí se definieron las normas, métodos y recursos para la aplicación de la vacuna mediante un Decreto que escapó a la deliberación del Legislativo y pasó a ser una atribución directa de la Presidencia de la República.
Poco después, el periódico de la capital “A Notícia” publicó un borrador del decreto sembrando la indignación y el pánico entre la población.
Además del ¨O Commercio do Brazil¨, el abordaje contra la vacunación obligatoria en la prensa también se llevó a cabo a través del ¨Correio da Manhã¨.
Hubo una reacción furiosa contra el proyecto de regulación de la vacunación, incluso por parte del periódico ¨O Paiz¨ (a favor del gobierno), el cual consideró los métodos como violentos, extravagantes y un verdadero atentado contra el sentido común y la propia Constitución.
La rigurosidad de Oswaldo Cruz en el reglamento causó tanta indignación que incluso quienes apoyaban la vacunación obligatoria se opusieron al texto. Sin embargo, la revuelta ya estaba en las calles antes de que se filtrara a la prensa el contenido del proyecto. Según Carvalho (1987, p. 100), Lauro Sodré se pronunció contra la ley “inicua, arbitraria y deprimente”, contra la cual se debería combatir “a balazos”.
La campaña fue realizada de forma estricta y abarcó desde recién nacidos hasta ancianos, bajo amenazas de fuertes multas y despidos para quienes no cumplieran el decreto.
Los profesionales sanitarios, al invadir los hogares y vacunar las personas a la fuerza, favorecieron al aumento de la población contraria a la vacuna. La mayoría de las personas temía los efectos de la vacuna y estaban aterrorizados por la forma en que se aplicaba.
El 5 de noviembre se creó la ¨Liga contra a Vacina Obrigatória¨, cuya sede era el ¨Centro das Classes Operárias¨.
Posteriormente a la publicación del reglamento el 10 de noviembre, se inició una gran agitación entre la población y la policía. Las enfurecidas manifestaciones continuaron al día siguiente.
En la mañana del 11 de noviembre estallaron los primeros conflictos entre oradores públicos con discursos incendiarios y la policía. La multitud se dispersó. Hubo desorden y caos en toda la ciudad con gran cantidad de insultos, provocaciones y disparos por parte de los ciudadanos. De acuerdo con Sevcenko (2018, p. 28), los enfrentamientos fueron intensos y en ningún momento la policía pudo controlar la situación.
El 12 de noviembre, una nueva concentración popular de la ¨Liga contra a Vacina Obrigatória¨ ocupa la sede del ¨Centro das Classes Operárias¨. Lauro Sodré y Barbosa Lima atribuían así un sentido político a la insurrección, tratando de garantizar el liderazgo de la Liga y aprovechándose de la convulsión social para llevar a cabo sus propios proyectos políticos, que eran el retorno de la dictadura republicana y la oposición al florianismo. No obstante, el drama que vivía la población estaba lejos de los intereses políticos, la lucha era por el respeto a la condición del ser humano y en nombre de sus derechos irían hasta las últimas consecuencias.
El día 14 los choques comenzaron temprano. Rodrigues Alves convocó tropas del Ejército y la Armada. Los oficiales insubordinados se encontraban reunidos en el ¨Clube Militar¨ e intimaron al Presidente para que destituyese al Ministro de Justicia.
Durante la madrugada del día 15 dieron el golpe de Estado. Bajo el liderazgo del General Travassos y Lauro Sodré, alrededor de 300 estudiantes de la Escola Militar da Praia Vermelha marcharon hacia el Palácio do Catete. Esperaban converger con las fuerzas provenientes del Realengo y la fortaleza de São João en donde, sin embargo, la revuelta había sido neutralizada. En la Rua da Passagem, se enfrentaron a tropas fieles al gobierno. Hubo disparos, muertos y heridos, naufragando allí la sublevación militar. Pero la social siguió inflamada, llegando incluso los buques de guerra a apuntar sus cañones a los conjuntos de viviendas marginales en los barrios de Saúde y Gamboa. (BENCHIMOL, 2006, p. 274-275).
En la mañana del día 15, la Escola Militar fue ocupada por el General Argollo y el Ministro Lauro Müller. Los estudiantes fueron detenidos y expulsados de la Escola, conducidos a bordo de barcos y trasladados a puertos de la región sur del país.
El 16 de noviembre, el Gobierno votó por el Estado de Sitio en el Distrito Federal. Durante la votación, tanto parlamentarios del gobierno como de la oposición subieron a la tribuna para atacar, con igual desprecio, a los insurgentes más desfavorecidos que luchaban contra la campaña de vacunación. No hubo piedad, los rebeldes arrestados fueron amontonados en barcos prisión y deportados al norte del país, en los confines de la selva amazónica.
Inmediatamente después de que el gobierno decretara el Estado de Sitio y revocara la vacunación obligatoria, el movimiento social comenzó a desintegrarse. Entonces, la atención se centró únicamente en Porto Artur, nombre dado a lo que "O Paiz" denominó "el último reducto del anarquismo".
El día 18 la ciudad volvió casi por completo a la normalidad, cuando solamente hubo una confrontación con armas de fuego en una cantera de catete, ocasionando la muerte de un civil y dos militares, además de 80 presos.
La Revuelta de la Vacuna sigue siendo un ejemplo casi único en la historia del país del éxito de un movimiento social basado en la defensa del derecho de los ciudadanos a no ser tratados arbitrariamente por el gobierno. Aunque la victoria no se tradujo en cambios políticos inmediatos más allá de la interrupción de la vacunación, ciertamente dejó un profundo sentimiento de orgullo y autoestima entre quienes participaron en ella, un paso importante en la formación de la ciudadanía. (CARVALHO, 1987, págs. 138-139).
Los daños causados por los enfrentamientos son innumerables y no se sabe con certeza cuantas personas fueron abatidas en la Revuelta de la Vacuna, pero lo que sí es cierto, es que hubo una legítima defensa de los derechos civiles por parte de la población que marcó la historia de Brasil.
Recife, 26 de junio de 2019.
fuentes consulted
BENCHIMOL, Jaime. Reforma urbana e Revolta da vacina na cidade do Rio de Janeiro. In: FERREIRA, Jorge; DELGADO, Lucila de Almeida Neves (Org.). O Brasil Republicano: da Proclamação da República à Revolução de 1930. 2 ed. Rio de Janeiro: Civilização Brasileira, 2006. p. 231-286
CARVALHO, José Murilo. Os bestializados: o Rio de janeiro e a república que não foi. 3 ed. São Paulo: Companhia das Letras, 1991.
REVOLTA da vacina. [Foto neste texto]. Disponível em: http://angloguarulhos.com.br/wp-content/uploads/2015/10/revolta-da-vacina.jpg. Acesso em: 27 jun. 2019.
SEVCENKO, Nicolau. A Revolta da Vacina: mentes insanas em corpos rebeldes. São Paulo: Ed. Unesp, 2018.
cómo citar este texto
VERARDI, Cláudia Albuquerque. A Revolta da Vacina: Insurreição no Rio de Janeiro (1904). In: Pesquisa Escolar. Recife: Fundação Joaquim Nabuco, 2019. Disponible en:https://pesquisaescolar.fundaj.gov.br/es/artigo/revuelta-de-la-vacunainsurreccion-en-rio-de-janeiro-1904/. Acceso el: día mes año. (Por Ej.: 6 ago. 2020.)