Imagem card

Corisco (Cristino Gomes da Silva Cleto)

Fecha de nacimiento.:
10/08/1907
Fecha de la muerte.:
25/05/1940
Ocupación:
Cangaceiro

Corisco (Cristino Gomes da Silva Cleto)

Artículo disponible en: PT-BR ENG

Pasado actualización: 21/09/2023

Por: Semira Adler Vainsencher - Investigador de la Fundación Joaquim Nabuco - Máster en Psicología

Hijo de Manuel Gomes da Silva y de Firmina Cleto, Cristino Gomes da Silva Cleto - conocido después como Corisco - nació en 1907, en la localidad de Matinha de Água Branca, en el Estado de Alagoas. Con el paso de los años, quedó hermoso como un galán de cine: poseía buena estatura, hombros anchos, piel clara y cabellos rubios y largos. Además de estos atributos, estaba dotado de una gran fuerza física y un valor extraordinario. En agosto de 1926 se unió a la banda de Lampião, recibiendo el apodo de Diablo Rubio. Corisco secuestró a Sérgia Ribeiro da Silva - cuyo apodo era Dadá - cuando ella tenía, apenas, trece años de edad. A la fuerza, la colocó en la silla de su caballo y huyó por la Caatinga. Dadá era morena, tenía el pelo negro y 1,70 m de altura.

Cuando fue brutalmente desvirgada por el Diablo Rubio, la adolescente sufrió una hemorragia tan intensa que estuvo a punto de morir. Con el paso del tiempo, sin embargo, Corisco se volvió más delicado, y el odio que sentía hacia ella se transformó, primero, en simpatía y, después, en inmenso amor. De la misma forma que la entrenó para el uso de diversos armamentos, Corisco enseñó a Dadá a leer, a escribir y a contar. Por su gran coraje, ella era tan admirada por los bandidos que ciertos jefes de bandas resaltaban: ¡Dadá vale más que mucho cangaceiro! Con el Diablo Rubio, tuvo siete hijos, pero solo tres de ellos lograron sobrevivir.

De 1921 a 1934, Lampião dividió su banda en varios subgrupos, entre los que destacan los liderados por Corisco, Moita Brava, Portugués, Moreno, Labareda, Baiano, José Sereno y Mariano. Para el rey del cangaço, sin embargo, el de Corisco siempre ha sido el bando más importante de todos. Además de cómplices, los dos eran grandes amigos.

En cierta ocasión, con relación a la defensa del honor masculino, el Diablo Rubio adoptó una postura que, muchos años después, se tornó bastante conocida en el país: se trató del desenlace de la relación amorosa entre Cristina y Portugués. Ella lo había traicionado con un miembro de la banda de Corisco, el cangaceiro Gitirana, y el portugués había contratado a Catingueira para “limpiar su honor manchado”.

Cuando Catingueira llegó al campamento de Corisco, llamó pronto a Gitirana para una conversación privada. En ese momento, María Bonita y Lampião estaban en el mismo campamento y, por casualidad, se acercaron a ellos. María Bonita se adelantó, sugiriendo a la Catingueira que la persona a ser eliminada debería ser Cristina (la verdadera culpable, según ella) y, no, Gitirana. En ese tiempo, Corisco respondió: ¡ella dio lo que era suyo! ¡Nadie tiene nada con eso! Insatisfecha con la respuesta, María Bonita siguió defendiendo la contraparte masculina: Sí, ¡pero el Portugués va a quedar desmoralizado! Ya impaciente con aquel enfrentamiento, el Diablo Rubio puso fin a la discusión:

“¡Que cuide de su mujer! De mi chico, ¡me ocupo yo!”

Desde ese día, tales palabras quedaron célebres y esa expresión viene siendo utilizada hasta el presente, incluso, por muchos políticos brasileños. Parafraseando a Corisco, los parlamentarios suelen decir: cuiden de lo que es suyo porque, de lo que es mío, ¡cuido yo!

En relación con aquel desenlace amoroso, Lampião dio total apoyo a Corisco. Cristina permaneció con la banda, escondida durante algunos meses. Sin embargo, como era de esperar, fue asesinada cuando iba a la casa de familiares, ya que Portugués había contratado a otros cangaceiros para matarla. En este sentido, no quedaba duda: el adulterio femenino no era tolerado en las bandas del Nordeste.

Lampião y sus cómplices resistieron casi veinte años, peleando con civiles que los perseguían y con las volantes de varios estados. Durante ese tiempo, los cangaceiros asaltaron propiedades, atacaron pueblos, aldeas y ciudades, robaron, saquearon, torturaron y mataron a sus adversarios, y tuvieron que convivir con intensos tiroteos y emboscadas para huir de la policía. En ese contexto, un acontecimiento importante vino a cambiar, para siempre, la historia del cangaço.

Era la madrugada del 28 de julio de 1938, y los cangaceiros dormían en sus tiendas. Estaban acampados en la hacienda Angicos, en el interior de Sergipe. De repente, los soldados de volante aparecieron, portando ametralladoras portátiles. Llegaron muy suavemente y atacaron a la banda. ¡Fue una verdadera masacre! De las treinta y cuatro personas presentes, once fueron degolladas allí mismo (Lampião y María Bonita, estaban entre ellas). El resto de los sobrevivientes, o huyeron, o se entregaron a la policía. Durante la masacre, Corisco y Dadá se encontraban muy lejos de allí, en la hacienda Emendada, ubicada en Alagoas.


Cinco días después de lo ocurrido, Corisco invadió la casa del coiteiro José Ventura Domingos (granjero que se había hecho amigo de los cangaceiros) y, pensando estar vengando al culpable, pues fue inducido por João Almeida Santos (alias Joça Bernardo), el verdadero traidor, siguió la Ley del Talión “ojo por ojo, diente por diente”: asesinó al dueño de la casa, a su esposa e hijos. De esa forma, seguro de estar vengando a la banda de Lampião, que había sido completamente diezmada, él mató al dueño de la casa, a su esposa y a los hijos. A petición de Dadá, el Diablo Rubio dejó vivos a una mujer que amamantaba a un bebé, y a sus tres hijos pequeños, justificando: alguien tiene que vivir para contar la historia. Después de la masacre, degolló los cadáveres, colocó sus respectivas cabezas dentro de un saco de arpillera y, con las siguientes palabras, las envió al teniente João Bezerra:

“Haz con estas cabezas una fritada. Maté a dos mujeres para vengar la muerte de dos que fueron asesinadas en Angico.”

En octubre de 1939, durante un duro combate contra tres volantes, en la hacienda Lagoa da Serra, en Sergipe, Corisco fue herido y nunca más se recuperó: quedó con la mano derecha quedó paralizada y el brazo izquierdo atrofiado. A partir de ese día, Dadá se convirtió en la primera (y única) mujer del cangaço en usar un fusil.

Con relación al Diablo Rubio, hay que subrayar un aspecto importante: lo que le sobraba, en términos de belleza, le faltaba en diplomacia y habilidad para comandar. Él era cruel, poseía modos bruscos y los coroneles - entre los cuales se encontraban los grandes proveedores de armas para Lampião - no lo veían con buenos ojos y, tampoco, confiaban en él. Todo esto también contribuyó al debilitamiento del bandidaje. ¿Cómo continuar la lucha sin el apoyo bélico de los coroneles? Ante el contexto, el cangaço solo pudo resistir dos años más.

En mayo de 1940, Corisco disolvió la banda. Solo en compañía de Dadá, de Rio Branco y de su esposa partió hacia el sur de Bahia, en busca de un refugio seguro. A continuación, inició un largo viaje por el sertão. Para evitar ser reconocido, se vistió de vaquero, se cortó los largos cabellos rubios, abolió el sombrero y las ropas del cangaço y, con todo el oro que había juntado durante todos aquellos años, planeó tener una vida diferente.

Mientras tanto, la justicia ofrecía una atenuante de pena a aquellos bandidos que se rindieran espontáneamente. Si tal medida representaba, para unos, la oportunidad de abandonar, definitivamente, la vida del crimen, para otros (Corisco, por ejemplo), era algo inadmisible.

Finalmente, el 5 de mayo de 1940, en la región de Brotas de Macaúbas, en Bahia, un grupo de soldados rodeó lo que quedaba del grupo y Corisco fue alcanzado en el estómago por una ráfaga de ametralladora. Con los intestinos a la vista, solo pudo sobrevivir durante diez horas. En aquel mismo conflicto, Dadá fue golpeada en la pierna y, a pesar de haber pasado por varias intervenciones quirúrgicas, tuvo que amputarle el pie derecho. Con relación al enfrentamiento final, ella declaró que los policías vinieron decididos a robarlos y a matarlos, que su compañero era discapacitado físico y no tuvo chance alguna de defenderse.

Corisco fue enterrado en Jeremoabo, Bahia. Días después, violaron la tumba, exhumaron el cuerpo y le cortaron la cabeza y el brazo derecho. ¿Cuál es la razón de tal barbarie? En la ocasión, se alegó que los científicos necesitaban estudiar los restos mortales del cangaceiro. En este sentido, estos fueron medidos, pesados, estudiados, pero no se descubrió ninguna deformidad física o mental. A partir de ahí, los restos quedaron expuestos a la visita pública por más de treinta años, en el Museo Nina Rodrigues, en Bahia, al lado de las cabezas de Lampião, María Bonita y otros miembros del bando.

Cabe destacar que, incluso con una pierna amputada, Dadá se casó con un pintor de casas de Jeremoabo y, con él, vivió más de medio siglo. Falleció en febrero de 1994.

Durante años, el economista Silvio Bulhões - hijo de Corisco y Dadá - ha trabajado duro con las autoridades gubernamentales, solicitando que la macabra exhibición pública fuera interrumpida, y que las partes expuestas de su padre (así como las de los otros miembros de la banda) pudieran tener un entierro digno. Un paso importante surgió con el proyecto de ley n.º 2.867, del 24 de mayo de 1965, estableciendo un punto final para esa exposición. Pero, a pesar de la existencia del proyecto, el entierro aún tardó varios años en concretarse, llegando a ocurrir el día 6 de febrero de 1969.

Cabe señalar que, un año antes de la aparición de aquel proyecto de ley, el director y cineasta Glauber Rocha competirá por la Palma de Oro, en Cannes, en el Festival Internacional de Cine, con la película Deus e o diabo na terra do sol (y banda sonora de Sérgio Ricardo). Era el mes de mayo de 1964. Durante la proyección de la película, el público pudo asistir a un duelo inolvidable, librado entre Corisco (que interpretaba el papel del propio diablo) y la siniestra figura de Antônio das Mortes, el asesino profesional encargado de eliminarlo. En una de las escenas antológicas, la de la persecución final, la audiencia oía a Antônio das Mortes gritar: ¡se entrega, Corisco! Y, luchando con todas las fuerzas, el cangaceiro respondiendo que se entregaría, solamente, en otra vida. Todavía en la película, acosador y perseguido se enfrentan cantando la siguiente canción:

Antônio das Mortes: se entrega, Corisco!

Corisco: Eu não me entrego, não,
Eu não sou passarinho,
Prá viver lá na prisão,

Antônio das Mortes: Se entrega, Corisco!

Corisco: Eu não me entrego, não,
Não me entrego ao tenente,
Não me entrego ao capitão,
Eu me entrego só na morte,
De parabelo na mão!


Ante el público, Glauber Rocha logró sedimentar el mito de Corisco como un hombre extremadamente indomable y de inmensa determinación. Quien conoce los hechos históricos, sin embargo, sabe que, en el último conflicto, al ser golpeado mortalmente por los proyectiles, el Diablo Rubio - que hace tiempo era inválido y no podía agredir a nadie - gritó, apenas:

 “¡Mayor son los poderes de Dios!”

 

 

 

Recife, 17 de abril de 2006.

fuentes consulted

CARVALHO, Rodrigues de. Lampião e a sociologia do cangaço. Rio de Janeiro: Gráfica Editora do Livro, 1977.

CHANDLER, Billy Jaynes. Lapião, o rei dos cangaceiros. Rio de Janeiro: Paz e Terra, 1981.

CHIAVENATO, Júlio J. Cangaço: a força do coronel. São Paulo: Editora Brasiliense, 1990. Em co-edição com o Programa Nacional do Centenário da República e Bicentenário da Inconfidência Mineira.

FACÓ, Rui. Cangaceiros e fanáticos: gênese e lutas. Rio de Janeiro: Civilização Brasileira, 1963.

HORTA, Carlos F. de Melo Marques (Org.). O grande livro do folclore. Belo Horizonte: Editora Leitura, 2000.

LIMA, Valdemar de Souza. O cangaceiro lampião e o IV mandamento. Maceió: Serviços Gráficos de Alagoas, 1979.

LUNA, Luiz. Lampião e seus cabras. Rio de Janeiro: Leitura, 1963.

MACHADO, Maria Christina Russi da Matta. Aspectos do fenômeno do cangaço no Nordeste brasileiro. São Paulo: [s. n.], 1974. (Coleção da Revista de História). Sob a direção do Professor Eurípedes Simões de Paulo.

MACIEL, Frederico Bezerra. Lampião, seu tempo e seu reinado. Petrópolis, RJ: Vozes, 1987.

MELLO, Frederico Pernambucano de. Guerreiros do sol: violência e banditismo no Nordeste do Brasil. São Paulo: A Girafa, 2004.

MELLO, Frederico Pernambucano de. Quem foi Lampião. Recife;Zurich: Stahli, 1993.

OLIVEIRA, Aglae Lima de. Lampião, cangaço e Nordeste. Recife: Edições O Cruzeiro, 1970.

QUEIROZ, Maria Isaura Pereira de. Os cangaceiros - Les bandits d´honneur brésiliens. Paris: Julliard, 1968.

SCHUMAHER, Schuma; BRAZIL, Érico Vital (Org.). Dicionário das mulheres do Brasil: de 1500 até a atualidade. Rio de Janeiro: Zahar, 2000.

SILVA, Manuel Bezerra e. Lampeão e suas façanhas. Recife: Companhia Editora Nacional, [1966].

cómo citar este texto

VAINSENCHER, Semira Adler. Corisco (Cristino Gomes da Silva Cleto). In: Pesquisa Escolar. Recife: Fundación Joaquim Nabuco, 2006. Disponible en:https://pesquisaescolar.fundaj.gov.br/es/artigo/corisco/. Acceso el: día mes año. (Por Ej.: 6 ago. 2020.)