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Castro Alves

Fecha de nacimiento.:
14/03/1847
Fecha de la muerte.:
06/07/1871
Ocupación:
Poeta


 

 

Castro Alves

Artículo disponible en: PT-BR ENG

Pasado actualización: 09/05/2023

Por: Semira Adler Vainsencher - Investigador de la Fundación Joaquim Nabuco - Máster en Psicología

El 14 de marzo de 1847, en la hacienda Cabaceiras, situada en el pueblo de Curralinho, en Bahía, nacía Antônio de Castro Alves. Sus padres fueron el médico Antônio José Alves y Clélia Brasilia da Silva Castro. El apodo de ese niño era Cecéu.

La familia Alves residió en esa hacienda solo unos años. Luego, todos se mudaron a la ciudad de Salvador, inicialmente a la rua do Passo, número 47 y, después, a la finca Boa Vista. Esta última marcaría Cecéu para siempre con el recuerdo de un tronco y de una senzala, así como por el sentimiento de orfandad: Antônio perdía a su madre a los 12 años de edad. Con la muerte de Clélia, la familia Alves se mudaba a la casa número 18, en Pelourinho.

A través de una propaganda del Colegio Bahiano, la escuela a la que asistía el adolescente, el nombre Antônio de Castro Alves ya comenzaba a aparecer en la prensa. En cierta ocasión, al visitar aquel colegio, el emperador D. Pedro II quedaría encantado con el poeta-niño: este, además de cumplir el programa escolar, también creaba versos infantiles y traducía las obras de su autor predilecto, el escritor francés Victor Hugo.

Sin embargo, solo a partir de 1860, la conocida producción literaria de Castro Alves tendría inicio. Aunque, en casa, El Dr. Alves le regañó por su dedicación a los ejercicios de rima en decasílabos, Cecéu nunca más dejaría de hacer versos: ¡He nacido para esto!

El adolescente poseía, también, el hábito de la lectura, y se adentraba en las obras de los principales poetas y escritores clásicos, tales como Camões, Bocage, Virgílio, Dante, Lamartini, Byron y Musset.

A los 15 años, junto con su hermano, Antônio venía a vivir en el Convento de São Francisco, en Recife, y luego se mudaba a una casa a orillas del río Capibaribe. El muchacho se convertiría en un asiduo colaborador de los periódicos O Futuro y el Jornal do Recife y uno de los fundadores y principales responsables del periódico A Luz.

El poeta era alto, fuerte, esbelto, sensual, elegante y vanidoso. Salía de casa vestido de negro, se ponía aceite en el pelo, polvo de arroz en la cara y decía, entonces, delante de un espejo: “¡temblad, padres de familia! Don Juan saldrá.

Aún adolescente, abandonaría la residencia de estudiantes para ir a vivir con Idalina - la Bárbara de su poesía, Os Anjos da Meia-Noite - en una casa alquilada en la rua do Lima, próxima al actual cementerio de Santo Amaro.

Este idilio, sin embargo, tuvo una duración de un año, solamente. Esto se debe a que el poeta, un frecuentador asiduo del Teatro de Santa Isabel, conocería Eugênia Infante da Câmara, una bella y exitosa actriz portuguesa, y, por ella, caería perdidamente de amores.

Cabe señalar que, a la edad de 16 años, imberbe y enamorado, el poeta jamás tomaría en consideración algunos factores que podrían pesar contra tal elección: su musa era diez años mayor que él, se había casado antes (con el actor Luís Cândido Furtado Coelho) y poseía una hija. Además, habiéndose separado de su esposo, era la amante de un rico portugués llamado Veríssimo Chaves.

Desde el punto de vista de Castro Alves, Eugênia era, además de hermosa, una mujer experimentada y poseedora de una mentalidad muy abierta. Y para la actriz, representar la fuente de pasión de un joven poeta, encantador y genial, era algo que le gustaba.

En este período, inspirado por el amor sentido por la actriz, el poeta escribiría Meu segredo:


[...] Mas que louco sonhar...Ó minha amante,
Que nunca nos meus braços desmaiaste,
Que nem sequer de amor uma palavra
Dos meus lábios em fogo inda escutaste,
Perdoa este sonhar vertiginoso!
Foi um sonho do peito deliroso!
....Recorda-te do pobre que em silêncio
De ti fez o seu anjo de poesia,
Que tresnoita cismando em tuas graças.
Que por ti, só por ti, é que vivia,
Que tremia ao roçar de teu vestido,
E que por ti de amor era perdido..
Sagra ao menos uma hora em tua vida
Ao pobre que sagrou-te a vida inteira,
Que em teus olhos, febril e delirante,
Bebeu de amor a inspiração primeira,
Mas que de um desengano teve medo,
E guardou dentro d’alma o seu segredo.

En 1864, Castro Alves entró en la Facultad de Derecho de Recife. Combatiendo fuertemente la esclavitud, soñaba con la liberación de la raza negra, teniendo como mentor, desde el punto de vista intelectual, al gran estadista estadounidense Abraham Lincoln, el presidente que, en 1863, aboliría la esclavitud en los Estados Unidos.

Eugênia da Câmara, mientras tanto, la primera actriz de la Compañía de Duarte Coimbra, seguiría siendo la mayor fuente de su amor. Y el poeta, con una sonrisa en los labios, con un verso o una invitación a huir, siempre estaría en la audiencia cortejándola.

¿Quién podría resistir al poeta más grande de Brasil?

Para ser amada por el adolescente, la actriz terminaría aceptando sacrificar su carrera. La pareja iba a vivir en el Barro, cerca de la localidad de Tejipió. En ese período, además de numerosos poemas, el poeta también escribiría el drama titulado Gonzaga o A Revolução de Minas, el cual fue escenificado por primera vez el 7 de septiembre de 1867.

Vale la pena señalar que, a pesar de que todos reconocieron la excelencia de la producción poética de Castro Alves, este oficio no le hacía ganar dinero: sobrevivía a expensas de una mensualidad de 80 a 100 000 réis, que la familia le enviaba mensualmente.

Aún en 1867, el poeta abandonaba el curso de Derecho, embarcando con Eugênia para Salvador. En esta ciudad, a pesar de haber sido muy bien recibido por familiares y amigos, el joven no quiso quedarse con Eugênia en la casa de la familia, ya que vivía con ella una situación muy poco ortodoxa para la época: fue a vivir con la actriz en el Hotel Figueiredo, situado en el antiguo largo do Teatro, hoy llamado Plaza Castro Alves.

Pero, los rumores de la vida privada de la pareja se extenderían por las vías públicas, dando margen a la siguiente indagación: ¿dónde ya se vio un muchacho de buena familia, a los 20 años de edad, tener como amante a una actriz cómica de 30 años, ya separada del marido y madre de una hija?

El estudiante-poeta-dramaturgo y la actriz, sin embargo, no darían ninguna importancia a los rumores que corrían sobre él: ellos viajarían a São Paulo al año siguiente. En esta ciudad, debido a las cartas enviadas por José de Alencar y Machado de Assis, la pareja fue muy bien recibida. Eugênia Câmara, en particular, ya figuraba en el elenco del Teatro San José, brillando en todos los espectáculos.

Castro Alves se había inscrito en el 3.º año jurídico, pero seguía más preocupado por los poemas y el teatro que por la formación universitaria propiamente dicha. Por donde pasaba, Castro Alves era recibido como un verdadero héroe, recibiendo invitaciones constantes para participar en veladas literarias y musicales, patrocinadas por el Archivo Jurídico de São Paulo, así como de manifestaciones políticas. En la universidad, por su parte, fue compañero de Rui Barbosa.

En cuanto al contenido de la producción literaria del poeta, este podía ser tanto blando y suave, cantando, como nadie, la belleza de las mujeres, como ser duro como un diamante, levantando las multitudes, intrépido, a través de su grito contra la dominación de los negros esclavos, contra el tronco, el pelourinho y los horrores de la senzala. En este sentido, los jóvenes paulistas recibieron a Castro Alves apoteósicamente como símbolo de la República, del Abolicionismo y de la Democracia. El 11 de junio de 1868, el poeta declamaría Vozes d’Africa, conteniendo 114 versos, una de sus obras más exaltadas, armoniosas y bellas:

 

Deus! ó Deus! onde estás que não respondes?
Em que mundo, em qu’estrelas tu t’escondes
Embuçado nos céus?
Há dois mil anos te mandei meu grito,
Que embalde, desde então, corre o infinito...
Onde estás, Senhor Deus?...
...Não basta inda de dor, ó Deus terrível?!
É, pois, teu peito eterno inexaurível
De vingança e rancor?...
E que é que fiz, Senhor? que torvo crime
Eu cometi jamais que assim me oprime
Teu gládio vingador?!...

 

Poco después, produciría A mãe do cativo:

 

Ó Mãe do cativo! Que alegre balanças
A rede que ataste nos galhos da selva!
Melhor tu farias se à pobre criança
Cavasses a cova por baixo da relva.
 

Escribiría, además, el célebre poema titulado O Navio Negreiro:

[...] Senhor Deus dos desgraçados!
Dizei-me vós, Senhor Deus!
Se é loucura...se é verdade
Tanto horror perante os céus...
Ó mar! Pro que não apagas
Co’a esponja de tuas vagas
De teu manto este borrão?...
Astros! Noite! Tempestades!
Rolai das imensidades!
Varrei os mares, tufão!...
...Ontem a Serra Leoa,
a guerra, a caça ao leão,
O sono dormido à toa
Sob as tendas d’amplidão..
Hoje... o porão negro, fundo,
Infecto, apertado, imundo,
Tendo a peste por jaguar...
E o sono sempre cortado
Pelo arranco de um finado,
E o baque de um corpo ao mar…

Debido a los grandes celos que sienten ambas partes, la pareja viviría una relación intensa y atribulada. En noviembre de 1868, Eugênia abandonaría al poeta, dejándolo postrado y sin entusiasmo. Como si eso no fuera suficiente, una mañana, mientras Castro Alves cargaba una escopeta (iba a cazar perdices) ocurriría un accidente al saltar un arroyo: intentando afianzarse en el barranco, él detonaría la carga de plomo del arma contra su propio talón izquierdo.

Unos meses después del accidente, la herida del pie seguía abierta y la salud del poeta empeoraba cada día, surgiendo nuevas complicaciones: fiebres constantes, hemorragias, pérdida de mucho peso y, finalmente, incluso tuberculosis.

Sin otra alternativa, Castro Alves se amputaba el pie hasta el tobillo. La cirugía tuvo que realizarse sin anestesia, ya que el poeta estaba tan débil que no resistiría el cloroformo, el único anestésico disponible en ese momento.

Su médico privado, un competente veterano de la Guerra de Paraguay, garantizando la cura para la herida, así le dijo: “¡Son solo dos minutos, hijo mío. Coraje!” Y el poeta, sabiendo que la operación se llevaría a cabo a sangre fría, aún logró elaborar una broma: “córtalo, córtalo doctor. Me quedaré con menos materia que el resto de la humanidad.” Al término del acto quirúrgico, el cirujano contaría treinta y seis granos de plomo encarnados en el pie de Castro Alves.

Durante los meses de convalecencia, ya separado de Eugênia, el poeta se alojó en la casa de un amigo. La actriz, a su vez, en un intento de rehabilitar su carrera artística, se casaba con el maestro Antônio de Assis Osternold.

En ese momento, Castro Alves produciría varios dibujos y lienzos al óleo, y aún tendría un encuentro de amor con Eugênia. Entristecido, evitaba salir a la calle: simplemente no quería que nadie lo viera caminando con muletas o en silla de ruedas.

Le aconsejaron viajar al sertão de Bahia, para respirar el aire puro del interior e intentar mejorar su capacidad respiratoria, ya sacudida por la presencia de la tuberculosis. Por lo tanto, el poeta se dirigía a una antigua granja de sus parientes maternos.

Durante este período, Castro Alves produjo los poemas Aves de Arribação y As Duas Flores. Pero el poeta, que tanto amaba declamar en público, ya no tenía más condiciones para hacerlo, ya que estaba con el pulmón comprometido y la voz ronca. A pesar del hecho de no haber empeorado, los aires del sertão no pudieron obrar el milagro esperado.

En todos los momentos de su vida, Castro Alves siempre encontraría el mismo remedio para sus males y su soledad: ¡el amor! Aunque cojo y enfermo, seguía siendo el don Juan de antaño. Superada la dolorosa separación de Eugênia, él vendría a adquirir nuevas musas inspiradoras, pasando a entusiasmarse por otras mujeres, entre las cuales Leonídia Fraga, la compañera de las quietas tardes en el sertão. A Leonídia, el poeta dedicaba, por lo menos, cuatro de sus poesías.

En vida, con respecto a la edición de sus obras, Castro Alves publicaría solo una colección de poemas líricos y Espumas Flutuantes, su único libro impreso. Un segundo libro titulado - Os Escravos - solo saldría a la luz a título póstumo.

La gran y última musa del poeta fue la soprano italiana Agnese Trinci Murri. Primero, el poeta se enamoró de su voz, y luego se enamoraría de la propia cantante. Sin embargo, Agnese jamás se rendiría a los sentimientos de Castro Alves, o a las poesías y cartas de amor que él le escribió: siempre resistía la relación amorosa entre ambos.

La salud del poeta empeoró cada vez más. El 29 de junio de 1869, cuando ya estaba postrado en cama, Agnese pediría verlo por última vez. Y Castro Alves Así habló a Adelaide, una de las hermanas que cuidaba de él: ¡no! No la dejes entrar… Ella, más que nadie, no debe guardar de mí un recuerdo de ruina. Que me recuerde, como siempre me vio, como me conoció… ¡No! No la dejes entrar.

Entre un acceso y otro de tos, el incansable abolicionista imploraba al Señor: ¡dame, Dios mío, ¡dos años más para escribir todo lo que tengo en mi cabeza! …

Castro Alves, el gran poeta de los esclavos, fallecería en la tarde del 6 de julio de 1869, con solo 24 años. Desde la muerte, sin embargo, su popularidad solo ha hecho aumentar.
En 1896, cuando la Academia Brasileña de Letras (ABL) fue fundada, dieron su nombre a la silla n.º 7 y colocaron, en la puerta de entrada, un medallón conteniendo el bello rostro del poeta.

Sus trabajos influyeron en los cordelistas y la literatura popular del Nordeste; varios de sus poemas, tales como O Adeus de Teresa, Boa-Noite, Adormecida, Sonhos de Boêmia e Pensamento de Amor, hoy se encuentran musicalizados, y su libro, Espumas Flutuantes, ya obtuvo más de 125 ediciones.

Con el nombre Castro Alves existen, hoy, varios monumentos, escuelas, plazas, parques y calles en todo Brasil. El gran poeta sería, además, en varios carnavales, el tema inspirador de sambas-enredos y desfiles de escuelas.

La antigua hacienda Cabaceiras donde nació Cecéu, situada en el municipio de Cabaceiras do Paraguaçu, en el Recôncavo Baiano, se transformó en el actual Parque Histórico Castro Alves, que recibe muchos visitantes de todos los Estados brasileños y del exterior.

Finalmente, en 1947, el año del centenario del nacimiento del poeta, trasladaron sus restos a un nicho existente al pie de su estatua, en la famosa plaza Castro Alves, en Salvador.

 

 

Recife, 5 de diciembre de 2003.

fuentes consulted

ALMEIDA, Norlandio Meirelles de. Cronologia de Castro Alves. São Paulo: Editora Pedro II, 1960.

AMADO, Jorge. A.B.C. de Castro Alves. 26. ed. Rio de Janeiro: Record, 1980.

CALMON, Pedro. Castro Alves: o homem e a obra. Rio de Janeiro: José Olympio; Brasília: INL, 1973.

CASTRO Alves, poesias: edição comemorativa dos 150 anos de nascimento de Antônio de Castro Alves. Rio de Janeiro: Odebrecht; São Paulo: Nova Terra Comunicações; Brasília, DF: Fundação Banco do Brasil, 1997.

CASTRO Alves [Foto neste texto]. Disponível em: <http://osmaiorespelomundo.com.br/biografia-de-castro-alves.html>. Acesso em: 23 mar. 2018.

MASCARENHAS, Maria da Graça. Castro Alves, biografia: edição comemorativa dos 150 anos de nascimento de Antônio de Castro Alves. Rio de Janeiro: Odebrecht; São Paulo: Nova Terra Comunicações; Brasília, DF: Fundação Banco do Brasil, 1997.

MATOS, Edilene. Castro Alves no folheto de cordel. [S.n.t.].
 

cómo citar este texto

VAINSENCHER, Semira Adler. Castro Alves. In: Investigación Escolar. Recife: Fundación Joaquim Nabuco, 2003. Disponible en:https://pesquisaescolar.fundaj.gov.br/es/artigo/castro-alves/. Acceso el: día mes año. (Por Ej.: 6 ago. 2020.)