Sebastianismo en el Nordeste Brasileño
Pasado actualización: 20/03/2020
El sebastianismo es un fenómeno secular, que muchas veces es visto como una secta o elemento de crendice popular. Tuvo su origen en la segunda mitad del siglo XVI, surgiendo de la creencia en la vuelta de Don Sebastião, rey de Portugal, que desapareció en la batalla de Alcácer-Quibir, en África, el día 4 de agosto de 1578, mientras comandaba tropas portuguesas. Como nadie lo vio tumbar o morir, se divulgó la leyenda de que El-Rey volvería. Alimentado por leyendas y mitos, sobrevivió en el imaginario portugués hasta el siglo XVII.
El sebastianismo tiene sus raíces en la concepción religiosa del mesianismo, que cree en la venida o en el retorno de un enviado divino, el mesias; un redentor, con capacidad para cambiar el orden de las cosas y traer paz, justicia y felicidad. Es un movimiento que traduce una inconformidad con la situación política vigente y una expectativa de salvación, todavía que miraculosa, a través de la resurrección de un muerto ilustre.
Llegó a Brasil, principalmente al Nordeste brasileño, en el siglo XIX. Uniendo fanatismo religioso con ideas socialistas, el movimiento se redescubrió en el sertón nordestino, asumiendo características propias a través de símbolos y del imaginario popular.
Algunos viajantes estranjeros afirman haber conocido adeptos del sebastianismo, en Rio de Janeiro (1816) y en Minas Gerais (1817), describiéndolas como personas educadas, cordatas y sin trazos de crueldad apariente.
En el sertón de Pernambuco, sin embargo, el sebastianismo se presentó como un movimiento político-religioso violento, con líderes fanáticos que escarnecían la buena fe de la población, principalmente de los más humildes y menos informados, que sufrían bastante con el aislamiento y los azotes de la sequía.
Dos movimientos sebastianistas trágicos acontecieron en Pernambuco: el de la Serra do Rodeador, en el municipio de Bonito, en 1819-1820, y el de la Serra Hermosa, en São José do Belmonte, en el período de 1836 a 1838.
El primero, conocido como La Tragedia del Rodeador, tenía como líder Silvestre José dos Santos, “Maestro Quiou”, que fundó un arraial en el local denominado Sitio de la Piedra, destruido el 25 de octubre de 1820 por el gobernador de Pernambuco Luiz do Rego. Denominado de “masacre de Bonito”, la destrucción del arraial por las fuerzas legales dejó un saldo de 91 muertos y más de cien heridos. Después del masacre, más de 200 mujeres y 300 niños fueron aprisionados y enviados para Recife.
El segundo movimiento, La Tragedia de la Piedra Bonita, ocurrió en un lugar denominado Piedra Bonita, localizado en la Serra Hermosa, en el municipio de São José do Belmonte, sertón de Pernambuco. Un grupo de fanáticos sebastianistas, liderado por João Antônio dos Santos, fundó una especie de reino, con leyes y costumbres propias y diferentes de los del resto del país. Su líder era llamado de rey y usaba hasta corona hecha de bejuco. En sus palabras él decía que el rey Don Sebastião le había aparecido y le mostrara un tesoro escondido; y que el rey estaría próximo a regresar e iría a transformar todos sus seguidores en personas ricas, jóvenes, bonitas y saludables. El gran número de personas poco esclarecidas que siguió a los fanáticos de Piedra Bonita preocupó al gobierno, los estancieros y la Iglesia Católica. Fue enviado el cura Francisco José Correa de Albuquerque para intentar hacer con que las personas vuelvan a su lugar. El cura consiguió convencer a João Antônio a parar con sus palabras, pero éste dejó en su lugar el cuñado João Ferreira, que se volvió el más fanático y cruel rey de la Piedra Bonita. Predicaba que Don Sebastião solamente volvería si la Piedra Bonita fuese bañada con sangre de personas y animales, comandando un gran masacre de personas inocentes en mayo de 1838. Entre los días 14 y 18 murieron 87 personas. El día 18 de mayo el arraial de la Piedra Bonita fue destruido por las fuerzas comandadas por el mayor Manoel Pereira da Silva.
El movimiento político religioso también fue muy fuerte y con resultados trágicos en los sertones de Bahia, en el arraial de Canudos comandado por Antônio Conselheiro, entre los años de 1893 y1897, que culminó con la Guerra de Canudos. Documentos encontrados en el arraial indican que Conselheiro y sus colaboradores creían en el retorno de Don Sebastião, o, por lo menos, usaban eso para lograr apoyo de sus seguidores. En el caso de Canudos, el sebastianismo predicaba la vuelta de Don Sabastião para restablecer la monarquía y derribar la República. En 1897, el arraial de Canudos fue destruido por tropas del Ejército.
El sentido místico-religioso del sebastianismo también contribuyó para el aparecimiento de manifestaciones folklóricas en Brasil. Hay registros de leyendas sobre el retorno de Don Sebastião, como las del Toro Encantado y la del Rey Sebastião.
Recife, 20 de noviembre de 2006.
(Actualizado el 31 de agosto de 2009).
fuentes consulted
CARVALHO, Ernando Alves de. Pedra do Reino: a tragédia que virou festa. Recife: Ed. Do Autor, 2003. 155p.
OLIVEIRA, Simone Rosa de. São José do Belmonte, de causo a história, o mito lusitano no imaginário popular do sertão nordestino. Revista Symposium, Recife, ano 9,n.2, p.60-70, jul./dez. 2005.
SEBASTIANISMO. Disponível em: Acesso em: 7 nov. 2006
O SEBASTIANISMO. Disponível em: . Acesso em: 7 nov. 2006
VALENTE, Waldemar. Misticismo e região: aspectos do sebastianismo nordestino. 2.ed. rev. e aum. Recife: ASA Pernambuco, 1986.
cómo citar este texto
Fuente: GASPAR, Lúcia. Sebastianismo en el Nordeste brasileño. Pesquisa Escolar Online, Fundação Joaquim Nabuco, Recife. Disponível em: <https://pesquisaescolar.fundaj.gov.br/es/> . Acesso em: dia mês ano. Ex: 6 ago. 2009.