El cine surgió en el siglo XVIII. Su técnica se desarrolló en el campo de la fotografía, que ya existía, y utilizaba una combinación de linterna mágica con imágenes fijas de películas inmóviles, y así lo convirtió en el invento del siglo.
Desde su invención, muchos científicos han contribuido con sus experiencias e innovaciones al desarrollo y mejora de la película fotográfica. En 1824, el belga Joseph-Antoine Plateau inventó un dispositivo que producía una ilusión del movimiento. Luego aparecieron dispositivos similares en que utilizaban dibujos y fotografías. Los hermanos franceses Louis y Auguste Lumière fueron los pioneros en la realización de proyecciones de películas (fotografía animada) en 1895.
Pero fue a partir de 1908, con la obra del norteamericano David Griffith y el uso combinado de cámaras, luz, efecto claroscuro y movimiento de las imágenes en las pantallas, que el cine comenzó a ser reconocido como un arte cinematográfico, desarrollado e independiente. Incluso lo llamaron el Séptimo Arte.
Hasta 1927 el cine era mudo. Lo corriente era que los teatros contrataran a pianistas para tocar música de fondo durante la proyección. El cine sonoro nació con la película El cantor de Jazz (The Jazz Singer), de Alan Crosland, producida en Estados Unidos.
A principios de la década de 1920, el cine mudo invadió las principales capitales brasileñas como Río de Janeiro, Belo Horizonte, São Paulo, Porto Alegre y Recife, a través del movimiento procine nacional, que buscaba impulsar la publicidad de las revistas Para Todos y Selecta, masivos medios de comunicación del período.
En esta fase pionera del cine brasileño surgieron ciclos regionales, que constituían de movimientos antiextranjerismo. Las películas retrataban en su producción la realidad sociocultural del pueblo brasileño. En este ciclo, Pernambuco fue su mayor productor.
La historia del cine pernambucano comenzó en 1922 y estuvo marcada por dos momentos importantes para el cine regional brasileño. El primer ciclo fue el Ciclo del Recife en la década de 1920; y el segundo el movimiento Super 8 en la década de 1970, cuyos documentales se encuentran bajo la custodia de la Coordinación de Sonido, Imagen y Microfilmes de la Fundación Joaquim Nabuco.
El Ciclo del Recife fue uno de los más importantes y concurridos del cine mudo regionalista, con una duración de cerca de nueve años. Reunió a muchos jóvenes, de diferentes sectores profesionales, que dividían su tiempo entre la profesión y el arte de hacer cine.
Esta fase dorada destacó a los jóvenes Edson Chagas, Gentil Roiz, Ary Severo y Jota Soares, quienes se unieron al rescate de la memoria nacional, ya que hasta entonces las películas que llegaban a Brasil y que triunfaban en todo el mundo eran las películas norteamericanas, desvinculadas totalmente del contexto de la sociedad brasileña.
En ese entonces hubo una mayor producción de largometrajes y documentales brasileños que trataban temas cotidianos de la sociedad recifeña, como: Retribuição; Aitaré da Praia; Um dia na fazenda; Um ato de humanidade; Jurando vingar; Filho sem mãe; Grandezas de Pernambuco; Histórias de uma alma; Herói do século vinte; A filha do advogado; Sangue de irmãos; Reveses, dança, amor e ventura; Destino das rosas; No cenário da vida, entre otros.
Retribuição fue la primera película que tuvo lugar en Pernambuco, en 1924-1925, escrita por Gentil Roiz, con un enredo que involucraba a bandido, doncella, mina y mucho lío. Contaba con la dirección del equipo de Barreto Junior, Almery Steves y Eronides Andrade, y la producción de Aurora Filmes.
Otra película que merece atención en este Ciclo del Recife es Aitaré da Praia, también producida por Aurora Filmes, que trata del tema regional de los balseros y que fue considerada la mejor y más acabada película en 35mm. Su equipo de protagonistas fue el más elogiado y era integrado por Ary Severo, Jota Soares, Rilda Fernandes, Almery Steves, y la dirección de Gentil Roiz se consideró como la de mejor director.
Durante el boom del Ciclo del Recife, varias productoras cinematográficas se fundaron como Aurora Filmes –la primera productora de cintas argumentales en el Nordeste, con sede en la calle São João, en el barrio São José, en Recife–; Olinda Filmes y Vera Cruz, entre otras. También se construyeron muchas salas de proyección, destinadas al cine mudo de la década de 1920, como el cine Parque, Moderno, Helvética, Royal, Pathé. El más destacado de la década fue Royal, que funcionaba en la calle Nova, n.º 47. Este cine se convirtió en un lugar sagrado del romanticismo del cine mudo de Pernambuco, porque su propietario Joaquim Matos buscaba adornarlo con banderines y hojas de canela cada vez que se estrenaba una nueva película pernambucana para atraer al público de Recife.
A pesar de la gran repercusión nacional del cine mudo, el Ciclo del Recife comenzó a declinar en 1931, debido a varios factores como lo económico, la competitividad del mercado cinematográfico y el surgimiento del cine sonoro de origen norteamericano. Esto último factor fue el que más contribuyó a la quiebra no solo del cine pernambucano, sino también del cine brasileño.
Incluso con el estallido de la quiebra, un grupo de cineastas aún logró realizar la última película del heroico Ciclo del Recife, Cenário da vida, de Jota Soares y Mário Furtado de Mendonça.
En el período comprendido entre 1931 y 1969, el cine pernambucano pasó por una caída considerable de la producción de películas en 35mm, sin embargo, logró realizar la primera película sonora, O coelho sai, escrita por Newton Paiva y Firmo Neto, cuya copia fue destruida por un incendio. Otros materiales producidos durante este período fueron documentales que trataban temas antropológicos patrocinados por el Instituto Joaquim Nabuco de Pesquisas Sociais y dirigidos por los investigadores franceses Arnaldo Laroche y Romain Lesage.
Además, se realizaron otros dos largometrajes, adaptaciones de la obra de teatro Auto da compadecida, de Ariano Suassuna, y del poema Morte e vida Severina, de João Cabral de Mello Neto, a películas de 35 mm.
En la década de 1970, el mercado internacional lanzó otra innovación, el formato Super-8, que provocaría una revolución en el mundo del cine internacional.
El Ciclo del Super-8 comenzó en Recife en 1973 con un movimiento tan importante como el del Ciclo del Recife, con el detalle de ser un cine innovador de carácter nacionalista tal como lo buscaban los superochistas participantes. Otra característica de este movimiento fue su corta existencia que se restringió a los Festivales Nacionales de Cortometrajes, que se realizaron en las capitales brasileñas.
El Primer Festival Nacional de Cine Super-8 tuvo lugar en Curitiba en abril de 1974. Entre las 64 películas en competencia, cuatro de ellas eran pernambucanas: Caboclinhos do Recife (Fernando Spencer); Bajado, um artista de Olinda (Fernando Spencer y Celso Marconi); Agórgona doméstica y Vaquejada (Athos Cardoso y Osman Godoy).
A pesar de la corta duración de Super 8, Pernambuco tuvo una participación activa en los cortometrajes. Y el mayor aporte provino de los festivales de 1977, 1978 y 1979.
Entre los superochentistas pernambucanos que se destacaron por su buen desempeño en la cinematografía pernambucana se encuentran, entre otros, Jomar Muniz de Brito, Geneton Moraes Neto, Fernando Spencer, Celso Marconi, Walderes Soares y Paulo Menelau. Lo consideraron a Fernando Spencer como el mayor productor e impulsor del Grupo Super 8, con cerca de 36 documentales cuyos temas tratan las manifestaciones culturales de Pernambuco.
Quedó registrada en la historia del cine pernambucano la fuerte tendencia nacionalista y liberadora, que fue generada en la sociedad por la movilización de grupos que vivieron en diferentes épocas y que, a pesar de las dificultades técnicas, económicas y políticas, lograron superar esas barreras y mostrar la auténtica cultura popular nordestina por medio del arte cinematográfico.
Las producciones posteriores a estos ciclos se basan en este sentimiento libertario, en la búsqueda de los mismos objetivos, con el compromiso de rescatar la cultura sin perder sus raíces y construir una visión multicultural, abierta y contemporánea.
Recife, 24 de mayo de 2004.
fuentes consulted
DUARTE, Eduardo. A estética do Ciclo do Recife. Recife: UFPE, Ed. Universitária, 1995. 67 p.
ENCICLOPÉDIA do estudante. São Paulo: Nova Cultural, c1973. v. 2.
FIGUEIRÔA, Alexandre. Cinema Pernambucano: uma história em ciclos. Recife: Fundação de Cultura Cidade do Recife, 2000. 121 p. (Coleção Malungo, 2).
MARCONI, Celso. Cinema: uma panorâmica. Recife: ASA Pernambuco, 1986. 78 p. (História Setorial de Pernambuco, 1).
cómo citar este texto
MACHADO, Regina Coeli Vieira. Cinema Pernambucano. In: Pesquisa Escolar. Recife: Fundação Joaquim Nabuco, 2004. Disponible en: https://pesquisaescolar.fundaj.gov.br/es/artigo/cine-pernambucano/. Acceso el: día mes año. (Por Ej.: 6 ago. 2020.)