El surgimiento del barrio de Recife, el más antiguo de la ciudad, se remonta al siglo XVI. En ese entonces se llamaba Freguesia de São Frei Pedro Gonçalves. Los registros existentes refieren a la localidad como una estrecha franja de tierra, de cincuenta pasos de ancho, incluidos algunos terrenos. Los primeros núcleos urbanos que surgieron en ese local fueron la parroquia de Frei Pedro Gonçalves y el Puerto de Recife. Desde este último se enviaban los productos provenientes de las actividades agrícola y azucarera. De la perspectiva geográfica, el barrio de Recife surgió al final del istmo de Olinda, ubicado entre el mar y los ríos Capibaribe y Beberibe.
La región tenía un perímetro de aproximadamente 1.000 metros cuadrados, donde los habitantes se aglomeraban en una de las densidades demográficas más grandes: 27.000 habitantes por kilómetro cuadrado. Por eso, el conde Mauricio de Nassau durante el periodo de dominación holandesa (1630-1654) ordenó que construyera un puente de madera para conectarlo a las demás localidades de la capitanía. Esta construcción recibió el nombre de Puente Maurício de Nassau y conectaba la Avenida Marquês de Olinda con la Calle 1º. de Março en el barrio de Santo Antônio.
A su vez, a lo largo de la franja costera, cerca de las paredes de los arrecifes –que se habían formado hace millones de años por la acción del mar con la arena– se estableció un atracadero que, en la época colonial portuguesa, fue llamado Arrecife dos Navios por el navegante Pero Lopes de Souza, en su Diário de Viagem (1530-1532). Por mucho tiempo, el Arrecife dos Navios fue la principal puerta de entrada para el flujo de mercancías –de azúcar, palo brasil, animales salvajes, oro, piedras preciosas, etc.– y el desembarque de inmigrantes europeos cuyo objetivo era explotar las riquezas naturales de las tierras descubiertas.
Cabe señalar que la trayectoria histórica del barrio de Recife está intrínsecamente ligada a la del Puerto de Recife y al desarrollo socioeconómico y cultural del estado de Pernambuco y del Nordeste de Brasil, ya que ese puerto, además de que representaba el principal punto de intercambio de mercancías, abastecía aún a las capitanías de Piauí, Ceará, Paraíba, Alagoas y Sergipe.
En el siglo XVI, bajo la colonización portuguesa, hubo un creciente movimiento de producción y exportación de azúcar, lo que contribuyó al surgimiento de los primeros asentamientos de inmigrantes europeos en los alrededores del puerto. Posteriormente, se construyeron varios galpones (para almacenar azúcar), edificios, chalés, casonas, viviendas populares y establecimientos comerciales. Los holandeses, a su vez, trajeron a la capitanía mano de obra especializada –que contaba con artesanos, investigadores, ingenieros y técnicos–, lo que aportó con importantes mejoras a la localidad.
Con el tiempo y el consecuente desarrollo de la navegación, el Puerto de Recife se convirtió en un atractivo para la población. Los moradores se detenían para ver los embarques y desembarques de los pasajeros, disfrutando de la llegada de los primeros buques de vapor, de los transatlánticos y los paquebotes extranjeros. Cuando las embarcaciones cruzaban la barra, el ruido de los cañonazos, disparados por la Fortaleza Quebra-Portas, se escuchaba por toda la ciudad. Otros eventos marcaron también la vida social del puerto: el desembarque de ilustres personalidades, como Santos Dumont, Joaquim Nabuco, D. Pedro II y la emperatriz Teresa Cristina, así como las procesiones fluviales protagonizadas por pescadores devotos de Nuestra Señora de los Navegantes y de Nuestra Señora del Buen Viaje. Estos devotos realizaban procesiones en balsas, lanchas y canoas partiendo desde el Marco Zero-Quilômetro y llegando hasta las playas de Boa Viagem y Piedade.
Desde la Plaza Marco Zero-Quilômetro, en el barrio de Recife, es posible observar una pared de arenisca, consolidada por carbonato de calcio y formada por la disolución de conchas y corales. Esta muralla –de más de seis mil metros de longitud– contribuyó a la existencia del puerto. En 1836, el ilustre naturalista inglés Charles Robert Darwin durante su viaje alrededor del mundo visitó esas piedras y escribió una obra titulada El arrecife de grés del puerto de Pernambuco, en la cual explicaba la génesis de los arrecifes, su durabilidad y la papel de ciertos corales y moluscos en la formación de esa pared. Y llegó a la conclusión de que esta barrera de arenisca es clave para la existencia del atracadero.
Hasta el siglo XIX, las embarcaciones que llegaban a la ciudad atracaban fuera de la barra, lo que hacía difícil la bajada de pasajeros a tierra firme. Con la construcción del Cais da Lingueta (también llamado Lamarão, Poço, Mosqueiro o Laminhas), las grandes naves pudieron atracar en el puerto. Fue a principios del siglo XX que el Gobierno ejecutó una serie de importantes obras en el puerto a cargo de la empresa Societé de Construction du Port de Pernambuco. En ese entonces se construyeron grandes almacenes y muelles, y se dragó el interior del puerto. El primer vapor que había atracado en el muelle fue el São Paulo, un paquebote perteneciente al Loyde Brasileiro. Durante la Segunda Guerra Mundial, el puerto también tuvo una relevante participación histórica al servir como base de apoyo para las Forças Expedicionárias Brasileiras y Norteamericanas.
Cabe recordar también que por el Porto do Recife circulaban los bohemios por la noche en busca de prostitutas, bares, bebidas alcohólicas y/o amigos. Además, por la región portuaria pasaron varios exponentes de la cultura brasileña, como Gilberto Freyre, Mauro Motta, Antônio Maria, Carlos Pena Filho, Mário Melo, Ascenso Ferreira, Gilberto Osório de Andrade, Hugo Ferreira (Hugo da Peixa), Renato Carneiro Campos, entre otros. Las mujeres del barrio fueron denominadas damas de la noche por Ascenso Ferreira. Y, para rendir homenaje al gran poeta, hay una plaza que lleva su nombre en Cais do Apolo, construida a orillas del Capibaribe, además de un enorme busto de cemento, donde están grabadas dos placas. En una de ellas se lee el siguiente extracto de sus versos
Solo, por las noches
en las calles desiertas
del viejo Recife,
que detrás de la calle
se volvió desierta
niño otra vez
siento que soy
El poeta le encantaba deambular por el barrio y hablar de los molinos, las casas-grandes, la caña de azúcar, los vaqueros del Nordeste de Brasil, el cangaço, el bumba-meu-boi, el carnaval, los guitarristas ciegos.
En el Puerto de Recife había una plaza llamada Voluntários da Pátria, que más tarde tuvo el nombre de Arsenal da Marinha y hoy se llama Plaza Artur Oscar, en homenaje a uno de los generales que comandó la campaña de Canudos. Es en esta plaza donde se puede apreciar la Torre Malakoff, un monumento que forma parte del patrimonio histórico y turístico de la ciudad.
Vale recordar que en el barrio hubo una famosa casa de entretenimiento en las décadas de 1930 y 1950: el Casino Imperial, ubicado en la Avenida Marquês de Olinda, una de las más elegantes de Recife. Además del Casino, también había la Casa de Banhos, la Fortaleza de Brum, la Estación de Ferrocarril de Brum (desde donde partían los trenes Great Western of Brazil Railway Co. Ltd.), el Puente Giratória, la Cruz do Patrão (una columna dórica de seis metros de altura y dos metros de diámetro que proviene del siglo XVI), la Fortaleza Picão, el Monumento al Infante D. Henrique, la Iglesia Madre de Deus (uno de los edificios barrocos más importantes construido en 1709), entre otros. Todavía eran famosos el Bar OK, ubicado en la Avenida Marquês de Olinda, y el Bar do Chileno, cuya clientela se componía de la gente del mar y que estaba ubicado al comienzo de la actual Calle Bom Jesus. El sitio del Bar do Chileno dio lugar a una librería.
Ubicado en la actual calle Apolo 121, antigua calle Visconde de Itaparica, se puede ver un edificio cuya construcción estuvo suspendida por algún tiempo, donde funcionaba la Sociedade Harmônico-Teatral. En ese lugar funciona el Teatro Apolo, que había sido construido entre 1835 y 1840, e inaugurado en 1946 con la obra O Mouro de Ormuz.
La Sinagoga Kahal Zur Israel (o Congregação Rochedo de Israel), la primera sinagoga de las Américas, es uno de los hitos más importantes de la presencia judía en el Brasil colonial. El templo está ubicado en Calle Bom Jesus llamada antes Bockestraet y calle Judeus, y representó, durante el periodo de la ocupación holandesa, la primera sinagoga oficial de los judíos en las Américas. Cerca de esta sinagoga había incluso dos escuelas religiosas: Talmud Torah y Etz Hayim. Después de la derrota de los holandeses, esa calle pasó a ser conocida como calle Cruz, y los edificios de la sinagoga y las escuelas religiosas recibieron el número 26. Sin embargo, fue después de 1879 que el lugar pasó a llevar su nombre actual: calle Bom Jesus. Este nombre signaría el regreso del dominio colonial portugués, así como la persecución de todos aquellos que seguían las tradiciones judías.
En la calle São Jorge 419 que era una continuación de la calle Bom Jesus se alude al lugar de nacimiento de Fraile Caneca (Fr. Joaquim do Amor Divino Caneca), el carmelita y patriota mártir de la Confederación del Ecuador, una de las personalidades más importantes de la historia de Pernambuco y que el 13 de enero de 1825 fue condenado y fusilado en la Fortaleza Cinco Pontas.
Con el tiempo, los bellos edificios se fueron deteriorando y el barrio se vio lúgubre sin sus bellezas. Pero a partir de 1994 se revirtió el proceso de deterioro que venía sufriendo la región. El barrio fue revivificado al surgir uno de los polos turísticos más relevantes: el Recife Antiguo. Las casonas y edificios recibieron restauración y pintura, donde se establecieron nuevos bares, restaurantes y otros puntos comerciales. En la actualidad, algunos almacenes que formaban parte del complejo portuario han sido utilizados como centros culturales por grupos de danza, de teatro, como bibliotecas virtuales, exposiciones, ferias artesanales, tiendas y centros comerciales. Además, los edificios de estilo colonial fueron catalogados por el Instituto do Patrimonio Histórico Artístico Nacional (IPHAN).
El acesso al Recife Antiguo se da por la bajada en el Puente 12 de Setembro (antes llamado Puente Giratória) y de ahí se debe seguir recto por la avenida Alfredo Lisboa. En el local se ubica la Plaza Marco Zero-Quilômetro, que está detrás del monumento a Paranhos Júnior. Esta plaza ha sido restaurada en los últimos años, donde se puede ver la inscripción: 0 km/Automóvel Clube de Pernambuco/31-1-1938. Además, hay un monumento en mármol en ella, de metro y medio de altura, que representa el busto de Nelcy da Silva Campos, el practicante de la barra que se convirtió en héroe de Pernambuco.
Al respecto, cabe señalar que mediante la Ley municipal 16.983, del 28 de junio de 2004, el Terminal Marítimo de Passageiros da Cidade do Recife, ubicado en Marco Zero, pasó a denominarse Terminal Marítimo de Passageiros Prático Nelcy da Silva Campos. En esta plaza, además del monumento a este héroe, se contemplan otras dos joyas: un faro estilizado, esculpido por Francisco Brennand, y un panel en el suelo diseñado por Cícero Dias.
Vale recordar que en 1630 la Fortaleza São Jorge resistió heroicamente el desembarque de los holandeses, bombardeando sus naves durante más de veinte días. Con tan solo treinta y siete hombres, la defensa y el valor de los combatientes hicieron rendir a los holandeses (en mayor número de hombres y mejor armados) que perdieron un número considerable de soldados. La Fortaleza fue construida en el siglo XVI por los donatarios de la capitanía de Pernambuco, para brindar seguridad y protección a la barra del puerto. Esa fortificación en la actualidad se llama Fortaleza Brum y representa una de las reliquias del barrio de Recife. Debido a su relevante valor histórico, la construcción fue catalogada por el Departamento de Patrimonio Histórico y Artístico Nacional. A su vez, el Gobierno Federal por medio de la Ordenanza Ministerial 1240, del 19 de diciembre de 1985, autorizó la creación del Museo Militar de Forte do Brum (MMFB) para rendir homenaje al soldado del Nordeste. La inauguración tuvo lugar el 5 de enero de 1987 como un espacio de visita turística, así como de estudio y reflexión.
El plan de revitalización del barrio de Recife abarcó a muchos edificios y lugares antiguos para ser restaurados, los que adquirieron nuevos colores. Entre ellos destacan el Cais da Alfândega, las plazas Rio Branco, Tiradentes, Largo da Igreja do Pilar, el paseo y la plaza del Arsenal da Marinha, las calles Bom Jesus, Domingos José Martins, Dona Maria César y Moeda, así como los puentes desde donde parten o llegan al barrio de Recife: el Puente Limoeiro, un Puente Buarque de Macedo, un Puente Maurício de Nassau y el Puente 12 de Setembro. Como resultado del proceso de revitalización del barrio, la capital pernambucana ganó un importante centro de atracción y ocio para la población, además de un nuevo polo turístico nacional e internacional.
Recife, 23 de marzo de 2020.
fuentes consulted
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cómo citar este texto
VAINSENCHER, Semira Adler. Recife (Barrio). In: PESQUISA Escolar. Recife: Fundação Joaquim Nabuco, 2020. Disponible en: https://pesquisaescolar.fundaj.gov.br/pt-br/artigo/recife-bairro/. Acceso el: día mes año. (Por Ej.: 6 ago. 2020.)