El Padre Cícero Romão Batista nació el día 24 de marzo de 1844, en el Crato, Ceará, hijo de Joaquim Romão Batista y Joaquina Vicência Romana. Fue bautizado el día 8 de abril por el Padre Manoel Joaquim Aires do Nascimento, teniendo como padrinos a su abuelo paterno, Romão José Batista y una tía materna, Antônia Ferreira Catão.
A los 7 años, comenzó a estudiar con el profesor Rufino de Alcântara Montezuma e hizo su Primera Comunión en la matriz del Crato. A los 12 años, pasó a ser alumno del latinista Padre João Marrocos Teles, profesor, por concurso, de la silla de Latín, creada en el Crato por D. Pedro I y con esa edad hizo el voto de castidad, influenciado por la lectura de la vida de São Francisco de Sales, como él mismo afirma en su testamento. Su padre, sabiendo de sus progresos en la clase regia del prof. João Marrocos, lo matriculó en el famoso colegio del Padre Inácio de Sousa Rolim, en Cajazeiras, Paraíba. En 1862 interrumpió sus estudios y retornó al Crato para cuidar de su madre y hermanas solteras, debido a la muerte inesperada de su padre, víctima del cólera-morbo.
En marzo de 1865, ingresó en el Seminario de Fortaleza, para seguir la carrera eclesiástica, donde fue ordenado en noviembre de 1870. Regresando al Crato, en 1871, cantó su primera misa en el altar de Nossa Senhora da Penha, en la Matriz del Crato y durante ese año fue profesor en el colegio allí fundado por José Marrocos. En abril de 1872, con 28 años de edad, retorna al poblado de Juazeiro, donde fijó su residencia definitivamente.
Inició la mejoría de la capilla de Juazeiro, dedicada a Nossa Senhora das Dores, patrona del lugar, donde desarrolló su trabajo pastoral, conquistando, desde entonces, la simpatía de la comunidad.
En 1889, ocurrió la primera manifestación de los poderes milagrosos a él atribuidos, cuando la hostia colocada en la boca de la beata Maria de Araújo se transformó en sangre. El médico Marcos Madeira atestó como sobrenaturales los fenómenos por él vistos y estudiados de las hostias que se transformaban en sangre. Fue llamado a Fortaleza por el obispo Dom Joaquim José Vieira para un AUTO DE PREGUNTAS sobre lo que estaba ocurriendo en Juazeiro, para donde es enviada una primera Comisión de Investigación que confirma lo que está ocurriendo y envía al obispo un informe considerando todos los fenómenos como siendo cosa divina. El obispo no acata ni cree en el informe, nombrando otra Comisión de Investigación, teniendo al frente al Mons. Antonio Alexandrino de Alencar, que mandó a buscar a la beata Maria de Araújo al Crato. Al administrarle la hostia esta ya no se transformó más en sangre. La Comisión hizo un informe desmintiéndolo todo y considerando un embuste lo ocurrido en Juazeiro y lo envió al obispo que lo acató, firmando un decreto, en el cual estipulaba las siguientes sanciones contra el Padre Cícero: él ya no podía celebrar más en Juazeiro, confesar ni predicar en la diócesis. Le era también terminantemente prohibido hablar sobre el asunto de los milagros y atender a los romeros.
Padre Cícero viajó entonces a Roma, donde tuvo una audiencia con el Papa León XII siendo absuelto de sus penas. No obstante, el Obispo de Ceará, Dom Joaquim Vieira, publicó su pastoral n. º 4, decidiendo que el sacerdote no podría celebrar, confesar o hacer sermones, mientras no viniese de Roma el decreto de rehabilitación.
Prohibido de ejercer sus funciones eclesiásticas, intentó ayudar el pueblo de Juazeiro a través del ingreso en la vida política. Con la transformación de Juazeiro en municipio, fue nombrado por el gobernador de Ceará, Nogueira Acioli, alcalde de Juazeiro. En 1914, la Asamblea Legislativa de Ceará se reunió y, por mayoría, reconoció al Padre Cícero como 1er Vicegobernador del Estado.
En 1916, él recibió del nuevo obispo de la diócesis del Crato, Dom Quintino Rodrigues de Oliveira e Silva, permiso para celebrar en la Iglesia de Nossa Senhora das Dores, después de 24 años de prohibición. Volviendo a celebrar comenzó a recibir mayor número de romeros. Algunos comerciantes habían mandado fabricar medallas con su efigie lo que no agradó al nuevo obispo. Cuando solicitó autorización a Dom Quintino para ser padrino de una criatura que iba a ser bautizada, el obispo disgustado con la noticia de que estaban vendiendo medallas con el retrato del Padre, negó la autorización para apadrinar y determinó que, a partir de aquella fecha, ya no debería celebrar más.
Herido, no se rebeló ni reaccionó. Aceptó con humildad la decisión de su obispo, dedicándose totalmente al bien de su ciudad de Juazeiro. Era un nombre famoso, líder del pueblo del Nordeste, consejero de millones de personas. El pueblo amaba a su padrino sufridor. Murió, el día 20 de julio de 1934, a las 5h de la mañana, a los 90 años, siendo enterrado el día 21, en presencia de más de 70 mil personas.
Recife, 15 de julio de 2003.
Actualizado el 16 de septiembre de 2009.
fuentes consulted
OLIVEIRA, Amália Xavier de. O Padre Cícero que eu conheci: a verdadeira história de Juazeiro do Norte. 3.ed. Recife: FJN. Ed. Massangana, 1981. 344p.
PADRE Cícero [Foto neste texto]. Disponível em: <goo.gl/11aqkU>. Acesso em: 19 mar. 2018.